Desnudando la piel con afiladas garras… aguardando el momento exacto de la liberación de esta tormenta…
Y mis dedos penetran profundo, hurgando en mi propia carne… desgarrando… separando cada nervio y cada tendón. Buscando el músculo que controla el recuerdo. Transmutando mi cuerpo en una extensión de mis pensamientos… dejándolos fluir mientras siento la cálida sangre bañar mi regazo.
Hay un río corriendo en mi interior… puedes ahogarte en su torrente. A veces las melodías plañidas son dulces como el azul turquesa del agua de los mares… pero otras veces son tan irascibles como la furia de un huracán. Es lluvia, es llanto… es alegría o es dolor. Lo es todo y nada a la vez. Esta dentro de mi y de ti también…
En las noches de Luna llena afinos mis cuerdas en un diapasón de estrellas infinitas… mi voz se rompe en un sobrecogedor anhelo que no alcanza a acallar mi llanto. Es el aullido del lobo que se ve moribundo, asfixiado por el peso de mil voces vacías… de mil palabras carentes de significado que forman enunciados ilegibles. Miles de ojos sin alma viendo cada uno de nuestros movimientos, sin alcanzar a ver nada en realidad. Sin comprender la brevedad de cada momento.
Y las cuerdas de mi alma son rasgadas una y otra vez, formando mil y un acordes y sin encontrar el que necesito para saber que todo estará bien… mis dedos se mueven sobre tu carne formando melodías prohibidas, haciéndote gemir en la agonía del placer. Pero tus ojos no reflejan a la Luna… tus ojos no reflejan nada! …y mis uñas desgarran mi piel lacerando las melodías en dolor… hasta no dejar nada mas que despojos humedecidos de sangre… hasta que no queda nada… hasta que no queda nada entre tu y yo…
…hasta que el canto muere, como muere el sol cuando la noche sin Luna se cruza en su camino…
Y mis dedos penetran profundo, hurgando en mi propia carne… desgarrando… separando cada nervio y cada tendón. Buscando el músculo que controla el recuerdo. Transmutando mi cuerpo en una extensión de mis pensamientos… dejándolos fluir mientras siento la cálida sangre bañar mi regazo.
Hay un río corriendo en mi interior… puedes ahogarte en su torrente. A veces las melodías plañidas son dulces como el azul turquesa del agua de los mares… pero otras veces son tan irascibles como la furia de un huracán. Es lluvia, es llanto… es alegría o es dolor. Lo es todo y nada a la vez. Esta dentro de mi y de ti también…
En las noches de Luna llena afinos mis cuerdas en un diapasón de estrellas infinitas… mi voz se rompe en un sobrecogedor anhelo que no alcanza a acallar mi llanto. Es el aullido del lobo que se ve moribundo, asfixiado por el peso de mil voces vacías… de mil palabras carentes de significado que forman enunciados ilegibles. Miles de ojos sin alma viendo cada uno de nuestros movimientos, sin alcanzar a ver nada en realidad. Sin comprender la brevedad de cada momento.
Y las cuerdas de mi alma son rasgadas una y otra vez, formando mil y un acordes y sin encontrar el que necesito para saber que todo estará bien… mis dedos se mueven sobre tu carne formando melodías prohibidas, haciéndote gemir en la agonía del placer. Pero tus ojos no reflejan a la Luna… tus ojos no reflejan nada! …y mis uñas desgarran mi piel lacerando las melodías en dolor… hasta no dejar nada mas que despojos humedecidos de sangre… hasta que no queda nada… hasta que no queda nada entre tu y yo…
…hasta que el canto muere, como muere el sol cuando la noche sin Luna se cruza en su camino…
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